En el corazón de uno de los barrios más emblemáticos de Buenos Aires como es Recoleta, se encuentra el Pasaje Suizo, también conocido como Pasaje del Correo. Este laberinto de encanto, diseñado en la década de 1920 por Felipe Resteno, es un testimonio vivo de la arquitectura porteña de principios del siglo XX, un refugio que ha resistido el paso de las décadas y se ha convertido en un símbolo de la identidad de la Ciudad.
Al cruzar su imponente portón de hierro, te puedes sumergir en un mundo de balcones franceses, puertas de madera rústica y faroles coloniales, una atmósfera que evoca el esplendor de una época pasada.
El Pasaje, que alguna vez albergó una oficina postal, conserva el icónico buzón rojo del Correo Argentino, un recordatorio de su historia y un guiño a las 21 familias que antiguamente lo habitaron.
Actualmente es un recorrido de lo más pintoresco: conviven cafés, restaurantes, escuelas de arte y centros culturales. Su valor patrimonial, reconocido como “Inmueble singular” por el Gobierno de la Ciudad, garantiza la preservación de su fachada y estilo histórico, permitiendo que las futuras generaciones disfruten de su encanto.

Un restaurante premiado en medio del pasaje
La joya que corona el Pasaje Suizo es, sin duda, el restaurante Aramburu, un templo de la alta cocina que ostenta dos estrellas Michelin, un reconocimiento que lo convierte en un referente gastronómico a nivel nacional. Este restaurante, un secreto a voces entre los amantes del buen comer, ofrece una experiencia culinaria única, donde la tradición y la innovación se fusionan en cada plato.

Bajo el mando del chef Gonzalo Aramburu, este establecimiento ofrece una experiencia culinaria única, un viaje de 18 pasos a través de los sabores de Argentina.
Su formación en el Instituto Argentino de Gastronomía y en la prestigiosa L’École Lenôtre de París, así como su experiencia en restaurantes de renombre en Europa y Estados Unidos, se reflejan en la meticulosa elaboración de cada propuesta que ofrece.
La cocina abierta del restaurante es un espectáculo en sí misma, un escenario donde los comensales pueden observar la destreza y la pasión del equipo de Aramburu. El menú degustación, un homenaje a los productos locales y de temporada, es un despliegue de creatividad y técnica. Flores de zucchini en tempura, ostras con crema de champagne y centolla son solo algunas de las joyas culinarias que aguardan a los comensales.

Pero la experiencia no se limita a los platos principales. La carta de vinos, con más de 120 etiquetas, es un viaje a través de los terroirs argentinos, una selección que garantiza la perfecta armonía entre comida y bebida. Y para aquellos que desean prolongar la experiencia, el comedor privado en la primera planta ofrece un espacio íntimo y exclusivo para reuniones y celebraciones.
Aramburu es mucho más que un restaurante: es un must para los amantes del fine dining.
Ubicación: Aramburu Relais & Châteaux
Web: https://www.arambururesto.com.ar/