El Ateneo Grand Splendid encabeza varios récords: es la librería más grande de Sudamérica, fue elegida por el diario británico The Guardian como la segunda mejor librería del mundo y la revista estadounidense National Geographic la destacó como la más linda. Por acá pasan por día cientos de personas que no dejan de maravillarse con el espectáculo que los rodea. Porque si bien se puede comprar música, películas y libros, entrar a este lugar es una experiencia por sí misma.
La librería fue inaugurada el 4 de diciembre de 2000 pero el edificio conserva el antiguo esplendor y elegancia del teatro Grand Splendid de principios de siglo XX: con sus barandas originales, la decoración intacta y una imponente cúpula con frescos, de 20 metros de diámetro. El motivo elegido para decorar el “cielo” del lugar es una representación de la paz, algo muy significativo ya que fue realizada por Nazareno Orlandi en 1919, justo el mismo año en el que había terminado la Primera Guerra Mundial.
En el antiguo escenario –con el telón de terciopelo entreabierto– funciona un bar que invita a sentarse libro en mano. También se pueden aprovechar los sillones que están a ambos lados de la sala principal o bien ubicarse en los exclusivos palcos que funcionan como pequeñas salas de lectura. En el subsuelo se despliega un sector dedicado a los libros infantiles, y el piso superior suele ser el elegido para muestras y exposiciones.
Curiosidades
El teatro Grand Spendid abrió sus puertas en 1919 y enseguida se convirtió en uno de los faros de la cultura de la Ciudad: en él se hicieron grandes conciertos, ballet, ópera y obras de teatro icónicas, como 40 Quilates. En este mismo lugar se exhibió por primera vez en el país una película sonora (The Divine Lady, en 1929). A su vez, fue donde funcionó el sello Nacional Odeón (hoy conocido como EMI), en el que, en 1920, empezó su carrera Carlos Gardel. La sala de grabación aún existe, aunque no se puede visitar. También alojó a la sede de Radio Splendid, que comenzó a transmitir el 23 de mayo de 1923 y que fue la primera emisora en la que cantó el mítico tanguero.
Aunque el teatro dejó de funcionar a fines de la década del 80, el cine siguió en pie hasta 1999. Después de estar cerrado unos meses, y tras una inversión de 3 millones de dólares, se reconvirtió en la librería que hoy conocemos.