Desde su apertura en 1930, Tokio Bar ha sido testigo de innumerables anécdotas y ha reflejado la vibrante cultura local. Te invitamos a viajar en el tiempo y a experimentar la esencia genuina de Buenos Aires, empapándote en la historia de este lugar casi centenario que se encuentra en el corazón de Villa Santa Rita y es uno de los bares notables de la Ciudad.
El Tokio: un siglo de historias en la esquina del barrio
En la geografía de Buenos Aires, los bares notables son auténticos santuarios de la memoria porteña. Estos rincones, a menudo discretos a primera vista, atesoran entre sus mesas y mostradores las más fascinantes historias que un viajero puede descubrir. En Villa Santa Rita, ese lugar emblemático lleva el nombre de El Tokio, anclado en la convergencia de Álvarez Jonte y el evocador Pasaje Tokio, al cual debe su nombre.

Su historia está profundamente arraigada en el alma del barrio. Corría la década de 1950 cuando Jesús Feas, un inmigrante gallego con espíritu emprendedor, llegó a estas tierras y comenzó a trabajar en el bar como lavacopas. Con el tiempo, su dedicación y visión lo llevaron a convertirse en el dueño del local.
Aunque intentó dejar su propia impronta rebautizándolo como “Santiago de Compostela”, la fuerza de la tradición y la voz del barrio prevalecieron, y el nombre original, El Tokio, se mantuvo vivo en la memoria colectiva. Tal fue la insistencia que finalmente cedió, inmortalizando el nombre elegido por sus clientes en la fachada.
Durante décadas, El Tokio fue un punto de encuentro para aficionados al billar, vecinos del barrio e incluso figuras icónicas de la cultura argentina. Nombres como Diego Maradona, el “Polaco” Goyeneche y el roquero Norberto “Pappo” Napolitano dejaron su huella en este bar. A pesar de las transformaciones que experimentó su fisonomía con el correr de los años, este bar notable supo preservar elementos esenciales de su identidad: el elegante piso calcáreo, las aberturas originales y, sobre todo, una atmósfera inigualable.

El año 2002 marcó un punto de inflexión cuando su dueño original decidió vender el negocio y el bar cerró sus puertas. Años después, Miguel Ángel, uno de sus hijos, tomó la determinación de reabrir el bar, devolviéndole su merecido lugar en la historia viva de Buenos Aires.
Para esta nueva etapa, se llevó adelante una meticulosa puesta a punto del espacio. La reapertura también trajo consigo la restitución de dos piezas históricas de gran valor sentimental para el bar: un entrañable retrato de Jesús Feas, y una réplica de “El triunfo de Baco” del maestro español Diego Velázquez, cuya obra original reside en el Museo del Prado, España. Estos detalles no solo adornan el espacio, sino que también narran parte de la identidad y las influencias culturales que moldearon a El Tokio.
¿Qué comer en este bar?
Si bien en sus inicios la carta ofrecía minutas y platos con raíces gallegas, esta nueva etapa amplía el horizonte culinario manteniendo un ADN 100% porteño.
Si lo visitas podrás deleitarte con clásicos indiscutibles como la milanesa, la tortilla, las croquetas, el bife, el reconfortante pastel de papa y las siempre bien recibidas albóndigas. La premisa de sus dueños es clara: ofrecer una cocina tradicional, sin estridencias, pero con la garantía de comer bien, rescatando esos sabores que evocan la calidez de un hogar.

El Tokio abre sus puertas en un amplio horario, desde las 8 de la mañana hasta la medianoche, invitando a disfrutar de diferentes momentos del día. Se puede comenzar la jornada con un desayuno, disfrutar de un almuerzo sabroso, entregarse al ritual del vermú al caer la tarde o culminar la noche con un cóctel cuidadosamente preparado.
Este bar notable se presenta así como un punto de encuentro versátil, listo para recibir a quienes deseen experimentar la auténtica atmósfera de un bar porteño con historia y una propuesta gastronómica que celebra lo clásico con calidad.
Instagram https://www.instagram.com/eltokiobar/?hl=es
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