Las Barrancas de Belgrano son más que un espacio verde. Se trata de un parque con historia y encanto, con un recorrido que es un atractivo en sí mismo, ya que combina naturaleza, arte y cultura.
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Un paseo por la historia de Buenos Aires
Las Barrancas de Belgrano, hoy un emblemático espacio verde del barrio que lleva el mismo nombre, tienen un pasado fascinante ligado al Río de la Plata.
Hasta el siglo XIX, estos terrenos eran parte de los bañados del río, una zona inundable que marcaba el límite natural de la Ciudad. La construcción del Ferrocarril del Norte en 1862, con su terraplén como contención de las aguas, fue el primer paso en la transformación de este paisaje.
Fue en 1871 cuando los vecinos de Belgrano adquirieron estos terrenos, que habían pertenecido a la quinta de Alsina, con la visión de crear un paseo público. El reconocido paisajista francés Carlos Thays diseñó en 1892 la parquización como la conocemos hoy, convirtiendo este lugar en un oasis de naturaleza en medio de la creciente urbe. Como los terrenos estaban en pendiente, recibieron el nombre de “barrancas”.
Vistas panorámicas y naturaleza exuberante
Este espacio, que invita a la contemplación y al relax, alberga una asombrosa diversidad de especies vegetales. Más de 60 variedades, desde imponentes ombúes hasta elegantes palmeras, conviven en armonía, creando un paisaje único y cambiante. Robles, madreselvas y ceibos completan este mosaico natural, donde la vida se abre paso en medio de la Ciudad.

Pero la experiencia no se limita a la naturaleza. A cada paso, las esculturas que adornan el parque sorprenden y cautivan, creando un diálogo entre el arte y el entorno natural. La réplica de la Estatua de la Libertad, obra del mismo Frédéric Bartholdi, el genio detrás del emblemático monumento neoyorquino, es un testimonio del valor histórico y cultural de este espacio.

La Glorieta, construida en 1910 para celebrar el centenario de la Revolución de Mayo, es otro de los puntos destacados del parque. Su basamento de material y su estructura de hierro fundido evocan épocas pasadas, mientras que el aljibe central añade un toque de misterio y tradición.

En 2016, las Barrancas fueron sometidas a un proceso de reacondicionamiento que incluyó la plantación de nuevas especies y la restauración de senderos, solados y mobiliario urbano. La visión de Carlos Thays se mantiene viva en este espacio que invita a disfrutar de un picnic, pasear por sus senderos o contemplar los hermosos atardeceres que ofrece Buenos Aires.
Un abanico de propuestas para disfrutar al aire libre
En la parte alta del parque, suelen tocar orquestas y en la actualidad, se baila tango y folclore los domingos. Además, la glorieta es un punto de encuentro para los amantes del tango y la música.

Asimismo, el espacio es escenario de numerosas actividades culturales y celebraciones. Desde mercados de productos orgánicos hasta eventos musicales y bailes, siempre hay algo emocionante sucediendo en este parque.
También puedes disfrutar de sus alrededores, que tienen una gran variedad de restaurantes y cafés.
Las Barrancas de Belgrano son un oasis de verdor con una rica historia, un museo a cielo abierto con esculturas que dialogan con la naturaleza, un punto de encuentro donde el tango y el folklore resuenan bajo la luz de la luna. En definitiva, un lugar que merece ser visitado y disfrutado en todo su esplendor.
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